Entrevista – Pequeña estrella del metal

Junto con sus hermanos, en 2001 tomó las riendas de una microempresa que provee a las industrias automotriz y petrolera. Tiene planes para exportar.

Antares es la estrella más brillante de la constelación de Escorpio y no fue azaroso que, tras la crisis de 2001, los cinco hermanos Corradi hayan elegido ese nombre para cuando asumieron el proyecto que su padre, Nivaldo, y su tío, Heraldo, iniciaron hace 50 años. Hoy son una mipyme con ocho empleados, que produce herramientas de corte y metal duro para autopartistas y operadores del sector petrolero.

Y Karina Corradi, encargada comercial y socia de Antares, es además la presidenta del Cluster del Petróleo, Gas y Minería de la Provincia de Córdoba.

–Antares nació en 2001, pero tiene 50 años. ¿Cómo es eso?
–Karina Corradi: En realidad, comenzó con mi padre, Nivaldo, y mi tío, Heraldo, en la actividad metalúrgica en los ’60 y con la minería en los ’70.
–Hernán Corradi: Ellos extraían el wolframio (mineral) en una mina en Pampa de Olaen (Valle de Punilla), el producto del cual se obtiene el carburo de tungsteno. Con este mineral, junto con el cobalto, se hace el sinterizado (horneado y moldeado), y así se logra el compuesto de metal duro.

–¿Por qué se dedicaron a eso?
Porque era el boom en ese momento. Antes, para mecanizado de piezas, se usaba acero superrápido, pero como las automotrices necesitaban bajar tiempos, cambiaron por el metal duro.
–K.C.: A principios de los ’70, mi padre y mi tío eran de los pocos que en el país hacían desde la extracción del mineral hasta la obtención del metal duro. Yo tenía 5 años y ya estaba en la mina.

–¿Para qué se usa?
Para herramientas industriales como brocas, calibradores e insertos. Se hacen a pedido de las áreas de ingeniería de empresas como Volkswagen, Perkins (hoy Pertrak) o Fiat. Pueden ser herramientas para mecanizar piezas o algún componente especial de algún vehículo.

–¿Y eso se mantiene hasta la actualidad?
En realidad, esa etapa duró hasta 1999. Córdoba tenía una minería muy errática, así que no era muy económico extraer en Pampa de Olaen. Además, apareció el producto ya preparado, proveniente de Europa, con costos más bajos.

–La crisis de 2001, supongo, marcó un antes y un después:
En ese momento, los hermanos decidimos ponernos la empresa al hombro, asesorados por mi padre. Analizamos las posibilidades de diversificar la producción y encontramos otras opciones. El metal duro se usa en todas las industrias. Por ejemplo, ya en 2000 habíamos empezado a desarrollar los primeros productos para el sector petrolero y esto fue lo que estabilizó a la empresa.

 

–¿Dejaron el autopartismo?
–H.C.: No, nunca. Antes, el 80 por ciento de las ventas eran en la cadena automotriz y el 20 por ciento, en otros sectores. Ahora, el sector automotor aporta 50 por ciento y la otra mitad viene de los proveedores de la industria petrolera.
–K.C.: Por ejemplo, no depender del sector automotor nos permitió crecer 81 por ciento en 2018, sin ajuste por inflación.

–¿Qué fabrican para la industria petrolera?
–Hacemos placas que reducen el desgaste del tubo de acero que entra en el pozo. Eso estira la vida del tubo, porque el carburo de tungsteno no se pica ni se desgasta tanto y además baja costos. También, brocas (piezas) perforadoras y elementos para las válvulas de extracción del petróleo, que controlan el movimiento del fluido.

–¿Cómo fue que encontraron esta oportunidad?
La industria petrolera traía piezas de Estados Unidos. Nosotros empezamos a hacerle reparaciones y ajustes a esas piezas porque las válvulas perdían. Ahí surgió la oportunidad de hacerlo en Antares y funcionó perfecto. Así entramos en el sector petrolero.

–¿Ustedes venden a YPF?
No. Las petroleras tercerizan partes del proceso en otras empresas. Nosotros vendemos a estos operadores, como por ejemplo Latin American South Schlumberger y Weatherford. Trabajamos por pedidos puntuales.

–¿Ser una pequeña empresa facilita el cambio?
Córdoba tiene una industria con mucho empuje, con un conocimiento de base que ayuda a enfrentar nuevas demandas, como las del sector petrolero, que para nosotros es toda una innovación. Constantemente están desarrollando y haciendo ingeniería. Hay muchos productos que todavía no conocemos y que podemos hacer.

–Eso implica un gran esfuerzo para ustedes.
Es un camino cuesta arriba. Por ejemplo, como vimos que se estaba moviendo el petróleo, invertimos cinco millones de pesos en un equipo que hace matrices y placas de diferentes formas, porque necesitábamos responder al ritmo que tiene actualmente el petróleo y el autopartismo. Fue un gran esfuerzo.

–¿Es diferente trabajar para autopartistas que para la industria petrolera?
Se diferencian en la forma de trabajar. Con las autopartistas, uno trabaja con planos de piezas.
–H.C.: En el sector petrolero, en cambio, te traen la pieza y te piden una igual, es lo que se llama «ingeniería inversa». Este sector busca nacionalizar piezas importadas, tener un proveedor local que ofrezca una pieza igual o mejor.

–¿Por qué no importar más?
–K.C.: En lo profesional y humano y en precios, somos competitivos. Pero la fortaleza más grande es que nos pueden pedir, por ejemplo, tres mil piezas mensuales. Si tuvieran que importar, tendrían que comprar un lote mucho más grande de piezas. El problema es llegar a la tecnología.

–Por el alto costo del financiamiento, supongo.
–H.C.: Si tuviéramos acceso a tecnología de punta, llegaríamos más lejos.

–¿Con quiénes compiten?
–K.C.: Con las piezas importadas desde Alemania y desde Estados Unidos y con las multinacionales, tanto en la industria automotriz como en la petrolera. Eso no es malo. Obliga a aprender, a posicionarse en el mismo nivel y a autoexigirse en cuanto a normas de calidad. Nosotros certificamos normas ISO.

–¿Otras metalúrgicas pueden seguir el mismo camino?
–K.C.: Sí, y ese es el trabajo que se hace con el Cluster del Petróleo, Gas y Minería de la Provincia de Córdoba, con el que buscamos oportunidades en la minería, en el petróleo y en los sectores ferroviario, naval y aeronáutico. Tenemos una industria que es transversal a todos los sectores económicos.

–¿Cuál es el futuro de la empresa?
–Apostamos a la exportación. Todavía no podemos anunciar nada, pero de manos de una gran empresa estamos apuntando a Chile. Además, en el sector petróleo, algunas compañías manejan los stocks de sus operaciones en otros países de la región, lo que nos permite, en forma indirecta, estar en el exterior.

–¿Por qué eligieron el nombre Antares?
–Es una de las estrellas de la constelación de Escorpio. Así, cada vez que estamos en problemas, miramos al cielo buscando alguien que nos ayude. El resto es remarla.

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